Gabriela Barrera García

Médico Interno Residente de primer año de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora

Promoción 1999-2012

Trayectoria académica: Colegio Nuestra Señora del Buen Consejo. IES San Benito, Universidad de La Laguna (facultad de medicina).

Trayectoria laboral: Médico Interno Residente de primer año de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del Hospital Universitario de Canarias.

Oficio actual: Médico Interno Residente de primer año de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del Hospital Universitario de Canarias.

13 años dan para mucho, ¿cómo valoraría su paso por nuestro centro?

Una de las mejores experiencias de mi vida en muchos aspectos. Uno disfruta mucho el proceso, pero de ese detalle se da cuenta cuando echa la vista atrás y realmente lo extraña.

Y siendo más específico, ¿qué tres palabras escogería para resumir su trayectoria? ¿Por qué?

Aprendizaje, reflexión y cariño. Ha sido una etapa de aprendizaje en muchos aspectos de mi vida, no solo en lo académico, sino también he desarrollado otros tipos de inteligencia: emocional, artística, etc. Esto viene a colación con la segunda palabra: la reflexión. Aprendí a cuestionarme las cosas, a ser curiosa, a buscar respuestas por mí misma y mostrar interés en lo que otras personas pueden enseñarme y aportarme y, con eso, ser crítica, fundar mis propias opiniones y pensamientos. Y, por último, pero no menos importante, el cariño. Lo recuerdo como una etapa en la que me sentí muy arropada, siempre hubo alguien que me acompañó en el camino. A día de hoy llevo a muchas de las personas que aún trabajan en el cole y las que dejaron allí su huella conmigo, en huequito muy especial de mi corazón.

Vayamos ahora al aula. ¿Recuerda cuál fue su primera y/o su última clase? ¿Sería capaz de describirla?

En un ejercicio complicado de memoria. La verdad es que la primera clase me queda un poco lejos, pero sí que tengo presentes comentarios de mis padres describiendo el primer día de cole. “Entraste con tu mochilita, más grande que tú misma por supuesto, y no nos dijiste ni adiós”. Ese mismo día al terminar la jornada escolar, me di un paseo en la guagua que llevaba a algunos niños hasta sus casas, a pesar de que mi abuela había venido a buscarme personalmente jejeje. Con esto quiero decir que entiendo que fue un día genial, estoy convencida de que lo pasé en grande y empecé a aprender cosas desde el minuto cero, tanto, que quería que continuara el día. Con respecto a mi última clase, complicado para dar detalles exactos, pero sí que recuerdo últimas experiencias en 4º de la ESO, experiencias que disfrutamos al máximo porque sabíamos que el viaje se acababa: los últimos festivales de carnavales, el día de Canarias, la orla…

Aprovechando que estamos en la clase, ciñámonos al aspecto académico. ¿Cómo valora su preparación en el centro?

Yo estoy muy orgullosa de haberme formado donde lo he hecho. He oido opiniones diversas al respecto por ser un colegio pequeño, supongo que se referirían a las instalaciones (cosa que tampoco entiendo), porque para mí fue, es y será el colegio más grande de todos. La calidad no está en la cantidad. Mi formación ha sido muy completa y gracias a ella, se construyeron los cimientos de lo que me ha permitido estar hoy en día donde estoy y ser como soy. ¿Hubo alguna materia que marcara su posterior trayectoria laboral? Desde chiquita me fascinaba el mundo de las ciencias, así que supongo que conocimiento del medio, biología y química siempre fueron grandes amigas, sobre todo, biología. Tuve una profesora muy exigente en esta asignatura y yo, que soy un poco cabezota (lo reconozco), quería demostrar que podía estar a la altura, así que la estudiaba mucho. Supongo que eso hizo que me gustara cada vez más y, por supuesto, predijera en cierto modo mi trayectoria profesional.

Se está bien en la clase, pero seguro que prefieres trasladarte a esos recreos, excursiones, acampadas, visitas, viajes… ¿Qué anécdotas y recuerdos tiene de esas actividades complementarias?

Los recuerdos son infinitos… Las cabañas que construíamos con palos, pinocha y sábanas en las excursiones al monte cuando teníamos tan solo 5 añitos y, nuestra red de comercio de lo más original, intercambiando tapas de botellas de vino y cerveza que encontrábamos tiradas en el monte, como si fuera monedas. Nos lo pasábamos en grande y encima hacíamos limpieza jejeje (siempre comprometidos con el medio ambiente). Caminatas “interminables” (éramos un poco quejicas), que sí que terminaban y, encima con un bañito en Bajamar. Haciendo notar nuestra presencia por Europa, recorriendo las avenidas del centro de Londres cual ejército romanos habriéndose paso por la Galia, y, sinceramente, liándola cada 10 metros, con el general Marco Antonio (nuestro profe de educación física, “padre postizo” y consejero) poniéndonos firme y volviéndonos a combocar a las filas. Aunque también simples momentos en los recreos, sudando la camiseta mientras jugábamos partidos de baloncesto, fútbol, brilé, “el juego de saltar entre las chaquetas” (las del chándal del colegio…sí, acababan un poco sucias, por decir algo jejej) o, simplemente los días de tumbarnos al sol cual lagartos.

Permítanos ahora un cambio de tercio. “Más allá de los conocimientos académicos, el colegio debe ser clave en la formación de valores” ¿Qué opinión le merece esta afirmación?

Me parece algo fundamental, no solo hay que formar “eruditos”, hay que crear buenas personas, que tengan respeto por los demás y sepan ponerse en el lugar del otro. Gente de corazón puro, que sean así sin esperar nada a cambio. ¿De los valores que reconoce actualmente en usted, cuál atribuye a su etapa formativa en nuestro centro? Precisamente creo que uno de los más importantes es la empatía; puede que sea ese el valor que más me ha marcado y que guía mis pasos cada día. Me gusta ayudar a la gente, entender por lo que están pasando y aportar mi granito de arena a hacerles avanzar. Creo que es una de las sensaciones más gratificantes que existen.

Y hablando de valores, en la etapa escolar aparece por primera vez el valor de la amistad. ¿Sigue manteniendo relación con sus compañeros de promoción? ¿Realizan algún tipo de reunión/evento?

Sí, y me siento afortunada. Es bonito rodearse de gente como ellos y, aunque no nos veamos todos los días como hacíamos antes, cada vez que nos reunimos es como si el tiempo no hubiera pasado y, a la vez sí, han sucedido muchas cosas en nuestras vidas desde entonces y, en cada quedada, almuerzo, cena, viaje… nos actualizamos. Es genial. Y, creo que hablo por todos, seguiremos manteniendo estos encuentros muchos años más.

Por último y basándonos en eso de que la experiencia es un grado. ¿Qué consejos darías a nuestros actuales alumnos?

Que aprovechen al máximo estos años, porque lo pasarán tan bien, que cuando menos se lo esperen habrá pasado esa etapa tan bonita y, deben tener la sensación de haberla disfrutado cada día como si fuera el último. La recordarán con mucho cariño como hago yo a día de hoy. ¿Y al profesorado? Con aquellos con los tuve la suerte de coincidir, no cambien, yo les pondría a todos un sobresaliente, que sigan siendo igual de profesionales, que se actualicen en sus conocimientos y formación (como estoy convencida de que hacen) y, que renueven cada día sus ganas de enseñar. Para mí lo han hecho genial, pero tal y como ellos mismos me han enseñado, no hay que ser conformistas y siempre querer superarse a uno mismo. A los profes nuevos que no he tenido el placer de conocer, mi recomendación es que absorban como esponjas todo el conocimiento y los valores de los más “senior” y, por supuesto, que aporten aún más ganas e ideas nuevas, siempre serán tenidas en cuenta. En definitiva, seguir progresando, tal y como han hecho todos estos años. Mis más sinceras felicitaciones por el trabajo realizado y muchísimas gracias por enseñarme tanto.