El estado físico depende en gran medida de una buena relación cuerpo-mente. Y es en el trabajo mental donde incide la actividad del ajedrez, favoreciendo el desarrollo de aspectos como memoria, concentración, atención, toma de decisiones o imaginación.
En este sentido, la práctica del ajedrez emerge como un recurso pedagógico excelente para que nuestro alumnado desarrolle una serie de habilidades mentales básicas para su día a día.