Querida compañera:
Hoy te escribimos para decirte que no te olvidamos. Ya hace un año que te fuiste de nuestro lado, pero aún queda por los pasillos tu risa, tu voz, tu alegría… Es difícil recordarte sin esbozar una sonrisa que sosiega nuestro corazón de tristeza por tu ausencia. Cuántos momentos compartidos y trabajados, cuántas risas e ilusiones vividas. Tu ejemplo nos hace seguir adelante, tu legado no se pierde porque sigue vivo en los niñ@s, aquellos que tanto quisiste y por los que luchaste.
Te recordamos con mucho cariño y te añoramos. Solo te pedimos que sigas acompañándonos y cuidándonos desde el cielo, como lo hace Nuestra Madre del Buen Consejo, porque TÚ siempre serás parte importante de esta gran familia franciscana.
Muchos besitos de todos los que te queremos.