Puedes llorar porque me he ido,
o puedes sonreír
porque he vivido;
puedes cerrar lo ojos
y rezar para que vuelva,
o puedes abrirlos y ver todo
lo que he dejado.
Tu corazón puede
estar vacío
porque no me puedes ver
o puede estar lleno
del amor que compartimos.
Puedes llorar,
cerrar tu mente,
sentir el vacío y dar la espalda,
o puedes hacer lo que
a mí me gustaría;
sonreír, abrir los ojos,
amar y seguir.



“Algo sucede en el alma cuando un amigo se va…”
Tendremos que rellenar ese huequito con todo lo bueno de ti y dar gracias por todo.
Creativa, detallista… ¡árbol de corazoncitos!
Cuarenta años, maestra y siempre con las ganas intactas.
Generosa, cariñosa, responsable y tenaz.
En las asambleas y en los cuentos te gustaba educar.
Allá por el 83 comenzó Yolanda su labor docente: Gimnasia, Infantil, Primaria, Infantil…
¡Cuántos alumnos!
¡Gracias por todo!
La palabra amable, la ternura en la mirada daban confianza a niños y niñas que a leer comenzaban.
Tu clase colorida y alborotada… En ella la vida rebosaba.
El valor al trabajo, aplausos y abrazos.
Toca ir al recreo; un poco de descanso.
¡Siempre aquí!
¡Gracias por tanto, Yolanda!
¡Te queremos!
Tus compañeras de Infantil
Eternamente en nuestros corazones







